Estaba enamorada del más hermoso de los juncos. Lo encontró al comienzo de la primavera, cuando volaba sobre el río persiguiendo a una gran mariposa amarilla, y su talle esbelto la atrajo de tal modo, que se detuvo para hablarle.-¿Quieres que te ame? -dijo la Golondrina, que no se andaba nunca con rodeos.Y el Junco le hizo un profundo saludo.Entonces la Golondrina revoloteó a su alrededor rozando el agua con sus alas y trazando estelas de plata.Era su manera de hacer la corte. Y así transcurrió todo el verano.